Andrés Calamaro, emblema del rock argentino, se manifiesta a favor de las entrevistas vía email, alegando que su pensamiento fluye mejor por escrito. En cambio, Fernando Bravo, figura icónica de la radio y la televisión argentina, lleva la voz en un contraste significativo: “Yo pienso mejor radialmente porque soy de hablar poco y encima tengo poder de síntesis”. Su bagaje de más de 60 años en el micrófono lo convierte en un maestro de la comunicación, donde la economía verbal se transforma en un arte sutil.
Bravo, retrato de un caballero en una industria a menudo desbordada de ruido, señala: “Vivimos en un país raro donde el Presidente se ve obligado a expresar que no va a insultar más”, en un momento en que el lenguaje se ha vuelto libre, casi salvaje, en todos los medios. Sin embargo, su compromiso con la comunicación respetuosa brilla como un faro en la penumbra del insulto que se ha impuesto en la conversación pública.
El veteranísimo comunicador dice aborrecer el insulto y al mencionarlo, tarde o temprano, el destino lo lleva a Javier Milei. En un mundo donde cada palabra cuenta, dimana una reflexión que resuena más allá de la radio: “La radio es un medio mucho más abarcativo de lo imaginable” y con ello, Bravo nos invita a pensar en la responsabilidad de cada conductor.
-Mientras habla del lenguaje incluyente, Bravo dice categóricamente: “Conmigo nunca nadie habló en lenguaje inclusivo”, defendiendo un espacio de diálogo auténtico donde cada opinión puede coexistir sin la imposición de una única visión del mundo.